La misión del responsable es la de llevar a la práctica el Programa de Jóvenes con los niños o
jóvenes de su Unidad, asegurando que los objetivos educativos del Movimiento están presentes para que cada scout pueda progresar extrayendo sus propias conclusiones de las experiencias que vive.
Por ello, debe conocer a fondo el Programa y el papel que él tiene asignado en el desarrollo de
las actividades y la animación de la vida de Unidad, pero, sobre todo, en relación con su principal función: el acompañamiento personal de los niños y jóvenes.
Para desarrollar este papel, no es suficiente con el acompañamiento realizado a nivel de grupo, sino que es indispensable que exista un acompañamiento de cada niño o joven.
Así, el responsable acompaña a un niño o joven en su proceso de crecimiento y maduración,
haciéndole consciente y partícipe de su crecimiento y ayudando a que pueda construir un
proyecto de vida que responda satisfactoriamente a lo que él quiere para su vida, lo que los
demás necesitan de ella y aquello a lo que Dios le llama.
El acompañamiento es una vía privilegiada para suscitar, discernir y acompañar el desarrollo de la persona. A través del mismo es posible detectar y acompañar con profundidad las inquietudes, problemas, posibilidades y aspiraciones que forman parte de la vida de los niños y jóvenes.
El responsable ha de comprender las circunstancias propias del momento que cada niño o joven está viviendo, según las posibilidades de cada persona y esto solo es posible desde el diálogo y conocimiento personal.
El acompañamiento personal no quiere infantilizar al niño o joven haciéndole depender de las
decisiones del acompañante, sino que trata de que el acompañado asuma la responsabilidad
ante sus propias decisiones.
Un responsable adulto
El Responsable es un adulto con un proyecto personal de vida sólido, que realiza un servicio de manera voluntaria en colaboración con otros responsables con los que conforma un
equipo.
Identificado con los valores del Movimiento
Ser responsable supone tener asumidas en la propia vida las opciones del Movimiento para poder educar a partir de su ejemplo, esforzarse por ser una persona íntegra, un ciudadano responsable y un cristiano comprometido.
Junto al respeto mutuo y al establecimiento de vínculos emocionales positivos, la acción
educativa de cada responsable con los niños y jóvenes se apoya en su ejemplo personal, que
constituye su herramienta fundamental.
Con una clara vocacion educativa
Para ser Responsable es necesario tener vocación educativa, estar dispuesto a trabajar en equipo junto con otros adultos y a formarse para poder realizar su labor cada día mejor.
Ser un educador significa ser capaz de evaluar los deseos y necesidades de los jóvenes, comprender y concebir objetivos educativos, y dominar la relación entre los objetivos educativos y las actividades.
Un Responsable comprometido
Ser responsable es adquirir un compromiso con la sociedad, con las personas que viven en el barrio o el pueblo concreto en el que desarrolla su labor, especialmente con los niños y jóvenes a los que acompaña y con sus padres, máximos responsables de la educación de sus hijos, de quienes es un colaborador.
También es adquirir un compromiso con el Movimiento Scout, a nivel local, diocesano, regional, nacional e internacional, y con los demás adultos que desarrollan un servicio en él, especialmente aquellos con los que trabaja mano a mano en un mismo equipo.
Ser responsable es comprometerse con la Iglesia, porque desarrolla su tarea en su nombre y con su confianza, especialmente la de la Comunidad Cristiana de la que forma parte su Unidad, que ha apostado por el Escultismo Católico como forma de desarrollar parte de la misión que tiene encomendada.
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